viernes, 7 de enero de 2011


Queridos amigos

Recién hemos celebrados una de estas grandes Fiestas, que marcan fuertemente la vida social nuestra y… ciertamente también la historia personal de cada uno, que tiene el coraje de dejar lugar a Jesús en su corazón, que desde su “vulnerabilidad” de niño nos interpela.

La Palabra de Vida de enero nos muestra lo que sucedió entre los primeros cristianos que respondían a Su llamada: los creyentes se volvían un solo corazón, compartían entre ellos, no había rivalidades entre ellos… parece un cuento de otro mundo!

¿Sin embargo, no hemos hechos todos aquella misma experiencia? Quien sabe, puntual, pero la hemos hecha: en la medida en la cual hemos tenido el coraje de cortar con nuestros prejuicios, con nuestro individualismo, y nos fuimos al encuentro de nuestros semejantes compartiendo sus alegrías y asumiendo junto a ellos sus dolores y necesidades, la comunión y la unidad con los demás se volvió realidad… no era más sueño, y por lo pronto lejos de la vida real, si no realidad concreta. … y se volvía casi una lógica consecuencia, compartir con quien no tiene, cortar con algún apego… y cuántas veces hemos constatados en primer persona que la alegría se multiplicaba! O hemos podido experimentar que cuando lográbamos a “doblarnos” perdiendo una idea, un proyecto, salvando la caridad aun si eso nos costaba horrores, al lugar de “quebrar” la relación con el otro por querer tener razón cueste lo que cueste, la unidad se volvió más profundo aún. La paz, la alegría, la comunión que surgió de este paso valió por sobre todo el esfuerzo hecho.

La Palabra de vida de este mes nos invita, no quedarnos en esa experiencia como un lindo recuerdo, si no que ella se vuelva como un “modus vivendi”, una manera de vivir: priorizar la caridad, la comunión con el otro, aun si el precio a veces es un tanto exigente.

Un amigo me dijo una vez, …y cuánto tenía razón: “Si te das cuenta, que la unidad con el hermano no está perfecta, examínate y verás, que a menudo es debido al orgullo: no hemos tenido el amor suficiente para postergar nuestras ideas, para quebrar nuestro orgullo propio!” La experiencia que a menudo hacemos nos muestra, que mi amigo tiene razón!

Y la segunda parte de la Palabra de este mes, “… que tenían todo en común!” parece tan exigente. Pero si el amor circula entre nosotros, será lógico que también compartimos con quienes tiene menos, o hasta es necesitado. El amor – no hablo de sentimentalismo – no se queda indiferente frente al hermano: viviéndolo, nos surge espontáneo de compartir sus alegrías, sus éxitos… como si fueran los nuestros; pero también no nos dejan indiferente sus necesidades. Y cuando se ama… frente al hermano, lo demás en nuestros bolsillos nos quema, y surge espontáneo, compartir, ayudar, verdad?

Al final, resumiendo, me parece que la Palabra de Vida de este mes nos invita a salir de nosotros mismos, de nuestro individualismo y aislamiento, para construir con el otro aquella relación que se vuelva unidad, comunión. En uno surge aquella invitación de la Regla de Oro presente en todas las Religiones, cuando nos invita a hacer al otro lo que uno quisiera que se le haga a uno: si tengo éxito en un examen: quisiera compartir la alegría por el éxito; cuando estoy apenado por algún dolor: quisiera tener alguien a mi lado que me escucha y sostiene; cuando tengo una necesidad: espero que alguien que me socorre; cuando me siento deprimido, necesito que alguien que me de ánimo; cuando tengo frío o calor: necesitaría que alguien comparte alguna prenda con migo; cuando no llego al final del mes: necesitaría que alguien me de una mano; cuando; …. y los ejemplos pienso cada uno puede encontrarlos en su propia vida.

Si en el mes pasado nos hemos esforzados a vivir en la certeza que para Dios nada es imposible, vivimos este mes con la consciencia que Dios se sirve de nuestros corazones, de nuestros brazos, de nuestra fantasía, para sostener y alentar a nuestros prójimos.

Para ayudarnos en eso, les propongo los lemas siguientes:

1ª semana: Salir de nosotros mismos para ir al encuentro del otro

2ª semana: Cortar con nuestra idea y visión para salvar la caridad con el otro

3ª semana: Compartir nuestras “riquezas” con quien menos tiene y más necesita

4ª semana: Hacer propio las vivencias – dolorosas y exitosas - del otro

Empezamos juntos este Nuevo Año en este esfuerzo: hacer que nuestra vida salga siempre más de una forma individual a una experiencia constante de comunión y de unidad!

Les auguro a cada uno un feliz, fecundo, luminoso Año, el más santo de nuestras vidas.

1 comentario:

  1. Es una buena idea dar propuestas concretas para poner en práctica la Palabra de Vida del mes.
    Desde Francia, estamos juntos con vosotros hacia la misma meta: el Mundo Unido.
    Saludos cordiales y feliz año nuevo a todos los JPMU de la provincia de Entre Ríos y de Uruguay.

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