domingo, 10 de octubre de 2010

Queridos amigos

Ya estamos a la puerta de un nuevo mes, de un nuevo desafío, de un compromiso renovado para que nuestra vida diaria se vuelva de alguna forma un Evangelio vivo.

Sin embargo, si miramos con sinceridad nuestras vidas, nos damos cuenta que muchas veces eso se queda en el deseo, no logrando “despegar”. Nos quedamos girando alrededor nuestro, contemplando nuestras necesidades y perdemos de vista al prójimo.

No se trata de una cosa extraña, de otro mundo, si no más bien normal. La publicidad, la vida de la sociedad que intenta imponernos sus visiones y prioridades, no nos ayuda en este esfuerzo.

Es que, cada éxito es el fruto de un esfuerzo, de un entrenamiento. Nunca un campeón del mundo - de cualquier disciplina - ha nacido así, no más. Más bien ha entrenado y desarrollado sus talentos, con mucho esfuerzo y paciencia.

El fin de semana pasado ha sido beatificada Chiara Luce, la primera gen, joven, que por medio de la espiritualidad de la unidad ha llegado a confeccionar de su vida una joya. Pero ella ha llegado a este punto, porque se ha entrenado en lo pequeño. Por consecuencia, cuando llegaron las grandes cruces de un cáncer tremendo ya se había “acostumbrado” a no escapar frente al dolor, si no a mantenerse firme en el amar.

Por medio de la nueva Palabra de Vida, se nos invita a hacer una verdadera escuela de amor. Ciertamente hemos hablado varias veces de este “arte de amar” que Chiara nos propone. Sin embargo, pienso que nos viene bien fortalecernos en este compromiso nuestro, para volvernos siempre más un don de amor para con cada uno!

… pero por sobretodo – como nos invita la Palabra de Vida que así sea - para que nuestro corazón se dilate siempre más, a la medida del amor de Jesús. Es ahí que se construye, también para nosotros, diariamente un pedacito de santidad para entregarla el día de nuestro encuentro cara a cara con Jesús, que puede ser mañana, dentro de un año, o dentro de unos cuántos años. Poco importa. ¡Lo que si importa es estar listo siempre!... y el amor concretado nos prepara a eso.

Como lemas para este nuevo mes, propongo los siguientes:

1ª semana: Amar a todos, sin excluir a nadie.

2ª semana: Tomar la iniciativa en amar.

3ª semana: Ver y servir a Jesús en el prójimo.

4ª semana: Hacer propio los dolores y alegrías de nuestros prójimos.

Hagamos de todo, para que este mes se vuelva una experiencia luminosa en nuestro esfuerzo de volvernos un don de amor concreto para quien tenemos a nuestro lado, y por ende para con Jesús, al cual encontramos en cada uno de nuestros semejantes.

Feliz de estar juntos en camino


Palabra de Vida Octubre 2010

“La” Ley

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”

(Mt 22, 39)1

Esta Palabra se encuentra ya en el Antiguo Testamento2.

Para responder a una pregunta, Jesús se inscribe en la gran tradición profética y rabínica que estaba en búsqueda del principio unificador de la Torah, es decir, de la enseñanza de Dios contenida en la Biblia. El Rabino Hillel, contemporáneo suyo, había dicho: “Lo que te resulta odioso no se lo hagas a tu prójimo. Esto es toda la ley. El resto es interpretación”3.

Para los maestros del hebraísmo, el amor al prójimo deriva del amor a Dios que ha creado al hombre a su imagen y semejanza, por lo cual no se puede amar a Dios sin amar su criatura: éste es el verdadero motivo del amor al prójimo y es “un gran principio general de la ley”4.

Jesús valida este principio, y agrega que el mandamiento de amar al prójimo es similar al primero y el más grande mandamiento, es decir, el de amar a Dios con todo el corazón, la mente y el alma. Afirmando una relación de semejanza entre los dos mandamientos, Jesús los funde definitivamente y así hará toda la tradición cristiana, como dirá lapidariamente el apóstol Juan. “El que dice: “Amo a Dios”, y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?”5.

Prójimo – lo dice claramente todo el Evangelio – es todo ser humano, hombre o mujer, amigo o enemigo, al cual se debe respeto, consideración, estima. El amor al prójimo es universal y personal al mismo tiempo. Abraza a toda la humanidad y se concreta en aquel-que-está-cerca.

Pero, ¿quién puede darnos un corazón tan grande, quién puede suscitar en nosotros una benevolencia tal de hacernos sentir cercanos – prójimos – también de aquellos que son más ajenos a nosotros, como para hacernos superar el amor propio, para reconocernos en los demás? Es un don de Dios, es más, es el mismo amor de Dios que “ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.”6.

No es por lo tanto un amor común, una simple amistad, pura filantropía, sino ese amor que fue derramado desde el bautismo en nuestros corazones: ese amor que es la vida de Dios mismo, de la Trinidad beata, de la cual nosotros podemos participar.

Entonces, el amor es todo, pero para poder vivirlo bien es necesario conocer sus cualidades que emergen del Evangelio y de la Escritura en general y que nos parece poder resumir en algunos aspectos fundamentales.

Lo primero es que Jesús, que murió por todos, amando a todos, nos enseña que el verdadero amor va dirigido a todos. No como el amor que vivimos nosotros tantas veces, simplemente humano, que tiene un radio restringido: la familia, los amigos, los vecinos... El amor verdadero que Jesús quiere no admite discriminaciones: no distingue tanto la persona simpática de la antipática, no existe para él el lindo, el feo, el grande o el pequeño; para este amor no hay diferencia entre el compatriota y el extranjero, el de mi Iglesia o de otra, de mi religión o de otra. Este amor ama a todos.

El amor verdadero, aún más, es el primero en amar, no espera ser amado, como en general es propio del amor humano, que ama a quien nos ama. No, el amor verdadero toma la iniciativa, como hizo el Padre cuando, siendo nosotros todavía pecadores, por lo tanto no amantes, mandó al Hijo para salvarnos.

Entonces: amar a todos y ser el primero en amar.

Aún más: el amor verdadero ve a Jesús en cada prójimo: “A mí me lo hicieron”7 nos dirá Jesús en el juicio final. Y eso vale para el bien que hagamos y también para el mal, lamentablemente.

El amor verdadero ama al amigo y también al enemigo. Le hace el bien, reza por él.

Jesús quiere también que el amor que Él trajo sobre la tierra se vuelva recíproco. Que el uno ame al otro y viceversa, hasta llegar a la unidad.

Todas estas cualidades del amor nos hacen comprender y vivir mejor la palabra de vida de este mes.

Sí, el amor verdadero ama al otro como a sí mismo. Y esto debe ser tomado literalmente: hace falta justamente ver en el otro un sí mismo, y hacer al otro lo que uno se haría a sí mismo. El amor verdadero es aquél que sabe sufrir, gozar con quien goza, llevar los pesos del otro, que sabe, como dice Pablo, hacerse uno con la persona amada. Es un amor, por lo tanto, no sólo de sentimiento, o de bellas palabras, sino de hechos concretos.

Quien tiene otro credo religioso busca también hacer esto por la así llamada “regla de oro”, que encontramos en todas las religiones. La misma quiere que se haga a los otros lo que quisiéramos que fuese hecho a nosotros. Gandhi la explica de modo muy simple y eficaz: “No puedo hacerte mal sin herirme a mí mismo”8.

Este mes, por lo tanto, tiene que ser una ocasión para volver a poner a foco el amor al prójimo, que tiene tantos rostros: del vecino de casa a la compañera de escuela, del amigo a la pariente más cercana. Pero también tiene rostros de esa humanidad angustiada que la TV trae a nuestras casas desde lugares de guerra y de catástrofes naturales. Una vez eran desconocidos y lejanos mil millas. Ahora se volvieron también ellos nuestros prójimos.

El amor nos sugerirá vez por vez qué hacer, y dilatará de a poco nuestro corazón sobre la medida del corazón de Jesús.

Chiara Lubich

Publicación mensual del Movimiento de los Focolares

1. Este texto fue publicado en octubre de 1999.

2. Lev. 19, 18.

3. Talmud de Babilonia Shabbat, 31a.

4. Rabino Akiba, cit. en Sifra, comentario rabínico a Lev. 19,18. (nuestra traducción).

5. 1 Jn., 4, 20.

6. Rom. 5, 5.

7. Cf. Mt. 25, 40.

8. Cf. Wilhelm Muhs, Palabras del corazón, Bs. As.

martes, 31 de agosto de 2010

Palabra de Vida...Septiembre 2010...El perdón, fuente de paz

Queridos amigos



Con la Palabra de Vida de septiembre Chiara, o mejor dicho Jesús mismo, nos lanza un desafío “tremendamente” exigente: el del perdón! Que difícil es a veces, perdonar a quien nos ha herido - a veces sutilmente, hasta sin darse cuenta - en nuestro orgullo con una palabrita que era demás, con una broma de mal gusto, con un acto que nos cae mal; o poniendo en duda nuestra buena fe, nuestra manera de pensar.

A veces sí logramos a dar el paso y soportamos – quien sabe, con una queja silenciosa en nuestro corazón - el “mal que se nos ha hecho”. Pero olvidar...¡cuán difícil que es! A menudo, cuando el prójimo cae en la misma falta de antes, se nos vuelve todo el mal recibido por su parte ... y el perdón que le hemos otorgado, se va de paseo.



Sin embargo, Jesús nos invita a otra calidad de perdón: la de cancelar lo pasado por entero, el no recordar el “mal” recibido. Y ¿quien es el mejor modelo, sobre el cual orientarnos? Jesús mismo! En efecto, si hubiera alguien, que pudiera tener rencor con nosotros sería Él. ¿No nos pasó tantas veces, que le hemos prometido de cambiar rumbo, hemos hecho Pactos con Él, y horas después ya no nos recordamos más y caemos en la trampa de la rutina y actitud de siempre ?



Jesús, en su amor que se hace misericordia, perdona y en la confesión hasta cancela nuestras faltas y nos da una nueva posibilidad para volver a empezar una y otra vez, sin hacerse el « contador » de nuestras fallas, invitandonos a hacer lo mismo con los demás!



Pero, ¿como hacer ? ¿Como ir en contra la corriente de nuestra palidad ? ¿Como hacer para no dejarse atrapar por nuestra humanidad?



Chiara con sus primeras amigas encontraron una forma simple, fruto de su experiencia concreta, que podría ser también para nosotros una herramienta para actuar de la misma forma como Jesús:

Frente al peligro de una muerte posible a causa de los bombardeos, entre ellas hacien un Pacto: perdonarse a la noche reciprocamente todo lo que no había ido a la perfección, todo lo que habían dscubierto no tan logrado en la vida o en la actitud de una de sus amigas; hacer una especie de amnistía entre ellas; y el día siguiente, despertarse con un corazón libre, sin el peso del vivido anteriormente, y con una mirada nueva, absolutamente nueva hacía quien tenemos a lado nuestro.

Haciendo así, nos permitimos a nosotros mismos encontrar a nuestros semejantes con un corazón libre de rencores, de prejuicios, y a ellos permitimos de volver a empezar en serío un día nuevo, completamente nuevo.

¿Difícil ? Ciertamente cuesta … pero todo lo bueno cuesta su precio … y entrenandonos, de a poco lograremos siempre más a ser un don de amor para con el otro, y acogerlo como tal!



¿Probamos juntos? ¿Nos lanzamos? Nos damos también a nosotros mismos una chance para salir de nuestra piel y volvernos hombres nuevos? Quien sabe, el Pacto de misericordia más importante es también lo de perdonarnos a nosotros mismos … y créer, que el Amor todo lo puede.



Como lema para este mes les propongo los siguientes:



1 era semana: Perdonarnos a nosotros mismos, cuando hemos metido la pata, y volver a empezar enseguida


2 da semana: Perdonar a quien nos ha hecho el mal y buscar la reconciliación


3 era semana: Encontrar al prójimo como si fuera la primera vez que lo vemos


4 ta semana: Ser los primeros en perdonar, sin esperarnos nada de vuelta


5 ta semana: Vivir a la noche una amnistía hacía el prójimo y verlo con ojos nuevos la mañana siguiente



... y si nos contamos al final de la semana nuestras experiencias? No podría ser eso también una forma para volver a poner en las manos de Jesús lo vivido, y empezar la semana como una hoja en blanco, sobre la cual Otra escribe su “poesía”?



Juntos en camino, también desde la otra parte del mundo

Palabra de Vida...Septiembre 2010...El perdón, fuente de paz

Palabra de Vida Septiembre 2010

El perdón, fuente de paz
“No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (Mt 18, 22)1

Con estas palabras, Jesús responde a Pedro que, después de haber escuchado cosas maravillosas de su boca, le hizo esta pregunta: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?”. Y Jesús: “no te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”.
Pedro, probablemente, bajo la influencia de la predicación del Maestro, bueno y generoso como era, había pensado lanzarse en su nueva línea, haciendo algo excepcional: llegando a perdonar hasta siete veces. [...].
Pero Jesús, al responder: “... hasta setenta veces siete”, dice que para Él el perdón tiene que ser ilimitado: hace falta perdonar siempre.
“No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.”
Esta Palabra nos hace acordar al canto bíblico de Lamec, un descendiente de Adán: “Porque Caín será vengado siete veces, pero Lamec lo será setenta y siete”2. Así comienza a expandirse el odio en las relaciones entre los hombres del mundo: aumenta como un río en plena creciente.
A este expandirse del mal, Jesús opone el perdón sin límite, incondicionado, capaz de romper el círculo de la violencia.
El perdón es la única solución para bloquear el desorden y abrir a la humanidad un futuro que no sea la autodestrucción.
“No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.”
Perdonar. Perdonar siempre. El perdón no es olvido que a menudo significa no querer mirar a la cara la realidad. El perdón no es debilidad, es decir, no tener en cuenta una ofensa por temor al más fuerte que lo cometió. El perdón no consiste en afirmar sin importancia lo que es grave, o bien lo que está mal.
El perdón consiste en abrir la posibilidad de una nueva relación a quien te ha hecho daño, por lo tanto, la posibilidad para él y para ti de recomenzar la vida, de tener un porvenir en el que el mal no tenga la última palabra.
“No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.”
¿Cómo se hará entonces para vivir esta Palabra?
Pedro le había peguntado a Jesús: “¿Cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano?”.
Y Jesús, entonces, al responder, tenía en la mira sobre todo las relaciones entre cristianos, entre miembros de la misma comunidad.
Y por lo tanto, antes que nada, que hace falta comportarse así con los otros hermanos y hermanas en la fe: en familia, en el trabajo, en la escuela o en la comunidad de la que se forma parte.
Sabemos que a menudo se quiere compensar con un acto, con una palabra correspondiente, la ofensa sufrida.
Se sabe que por diversidad de caracteres, o por nerviosismo, o por otras causas, las faltas de amor son frecuentes entre personas que viven juntas. Y bien, hace falta recordar que solamente una actitud de perdón, siempre renovada, puede mantener la paz y la unidad entre hermanos. Estará siempre la tendencia a pensar en los defectos de las hermanas y de los hermanos, a acordarse de su pasado, a quererlos diferentes de cómo son... hace falta el hábito de verlos con un ojo nuevo, y nuevos ellos mismos, aceptándolos siempre, enseguida y hasta el fondo, aunque no se arrepientan.
Ánimo. Comenzamos una vida así, que nos asegura una paz jamás probada y mucha alegría desconocida.

Chiara Lubich

Publicación mensual del Movimiento de los Focolares

1. Este texto fue publicado en septiembre de 1999.
2. Gn. 4, 24.
3. Rom. 12, 21.

Jovenes en Camino para Compartir y Celebrar la Vida





Jovenes en Camino para Compartir y Celebrar la Vida







Encuentro interparroquial de Adolescentes y Jovenes....15-08-2010...do
nde jovene y adolecentes de varias parroquias nos juntamos en camino para compartir celebrar la vida, duranta una tarde de alegria..!!!!

jueves, 22 de julio de 2010

LA MARIAPOLIS 2010


ATENCION COMUNIDAD DE CONCORDIA por informes 154-095811, 421-6302 y 422 - 7318.....TENEMOS LOCRO PARA EL DOMINGO A $12 LA PORCION...Y TAMBIEN LAS TARJETAS PARA LA MARIAPOLIS 2010 EN: Escuela Almafuerte - La Picada - Paraná Campaña - Entre Ríos
Desde el Sábado, 14 de agosto de 2010 Hora: 9:30

domingo, 11 de julio de 2010

Fiesta de los Jovenes

El 27de Septiembre a las 10:00 HS JÓVENES DE DISTINTAS NACIONALIDADES NOS REUNIREMOS EN LA MARIÁPOLIS LIA PARA DEMOSTRAR QUE CONSTRUIR UN MUNDO NUEVO Y MÁS FRATERNO ES POSIBLE ¿TE ANIMÁS A SER PARTE?
Te esperamos!!!!!
Somos jóvenes de distintas razas, religiones y culturas que elegimos el desafío de luchar por un mundo unido, promoviendo un nuevo estilo de vida cuyos valores sean el diálogo, la tolerancia, el respeto por las diferencias, la solidaridad y la hermandad universal.
Estamos presentes en más de 180 naciones de los cinco continentes
En dar testimonio al mundo que viviendo como hijos de Dios tenemos una fuerza interior, una confianza nueva que nos ayuda a ver posibles las metas a las que hoy los jóvenes aspiran.
Si querés saber más... mandanos un mensaje a fiestadelosjovenes@mariapolis.org.ar o llamanos al 02362 492080 - 492092

lunes, 5 de julio de 2010

Para ayudarnos, los lemas de este mes pueden ser:

Queridos amigos

La Palabra de Vida de este nuevo mes no es una palabrita más, sino un desafío grande, exigente: confiar! Confiar en la Palabra de Jesús que nos pide de dejar todo atrás, para tener un tesoro en el cielo. Que locura para nuestra manera de pensar, que en primer lugar busca seguridad, certeza… mientras que Jesús ofrece una promesa para el futuro!... por lo tanto, “riesgo” por el presente! Sin embargo, Dios no se deja vencer en generosidad, y por lo tanto, aquel 1% que ponemos nosotros, se completará de su parte con el 99% restante… y mucho más.

Pero más allá del hecho mismo del vender… para tener la perla preciosa, me parece es una invitación, a un amor más grande. ¿No hemos hecho todos la experiencia, que cuando amamos a una persona, no hay nada que sea demasiado grande, desafiante, para mostrar nuestro afecto, nuestro amor; para expresarle cuan presente la tenemos en nuestro corazón?. Para alguien que razona solamente, puede ser una locura. Sin embargo, para quien ama a una persona, nada podrá expresar de manera clara y suficiente, todo el amor que uno le tiene.

¿No es así en nuestra relación con Dios? Si lo amamos de verdad, el postergar las cosas para tener a Él en el centro de nuestra existencia, no es una tortura, ni un martirio, sino más bien un hecho de amor. Lo amamos, y por eso, hacemos de todo para que nuestra vida refleja ese amor para con Él. Por lo tanto, mirando a lo que hacemos durante el día, preguntémonos, si aquella cosa – ciertamente no mala – permite de decirle a Él que lo queremos? … ¿si aquella película construye mi relación con Él? Si no es así, cortémosla y dediquémonos a algo que si construye. Aquel “vender”, ¿no podría para nosotros decir también: postergar las cosas, cortar si es necesario, olvidar, para priorizar a Jesús y nuestro amor para con Él?

A veces nos preguntamos: ¿Por qué aquella relación tan tangible que tenía con Jesús no es más tan sensible, tan cercana? ¿Que pasó? ¿Dios se alejó de mí?

No habría que preguntarse también: ¿Me alejé yo de Él? ¿Dónde le dejo espacio en mi vida diaria? ¿Le digo con mi actuar, que lo quiero?

La promesa de Jesús está clara: “¡A quien me ama me manifestaré!” ¿Puede ser que aquella primera parte la dejamos un poco de lado y queremos experimentar por sobretodo la segunda parte, sentir y tocar con mano la manifestación del amor de Dios para con nosotros? ¿No podría ser esta Palabra de Vida una invitación a volver a priorizar a Él en el trajín de cada día? Vender, postergar… no para caer en el vacío, si no más bien para encontrar el tesoro, la presencia tangible de Jesús en nuestro corazón!


Para ayudarnos, los lemas de este mes pueden ser:

1ª semana: Dar a Jesús su espacio en nuestra jornada

2º semana: Cortar con lo que no nos ayuda en nuestra relación con Dios

3ª semana: Dar a Dios el primer lugar en nuestro corazón

4ª semana: Confiar que Dios no nos hará faltar nada si somos generosos con los demás

5ª semana: Creer que Dios todo lo puede


Quedémonos entonces juntos en camino, aumentando el termómetro de nuestro amor para con Jesús, y por consecuencia con cada uno!

Una apuesta total

Palabra de Vida Julio 2010

Una apuesta total

“El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.”

(Mt 13.45-46)1

En esta muy breve parábola, Jesús causa una fuerte impresión en la imaginación de su auditorio. Todos conocían el valor de las perlas, que, junto con el oro, era en ese entonces lo más preciado que se conocía.

Además, las Escrituras hablan de la sabiduría, es decir, del conocimiento de Dios, como algo que ni siquiera se puede comparar “a la piedra más preciosa”2.

Sin embargo, se destaca en la parábola el acontecimiento excepcional, sorprendente e inesperado que representa para ese comerciante haber descubierto, quizás en un mercado, una perla de enorme valor, descubierta por sus ojos expertos, y de la cual podría sacar un óptimo provecho. Por eso, habiendo sacado sus cuentas, decide que vale la pena vender todo para comprarla. ¿Quién no habría hecho lo mismo en su lugar?

He aquí entonces el significado profundo de la parábola: el encuentro con Jesús, con el Reino de Dios entre nosotros –¡tal es la perla!– constituye esa ocasión única que es preciso percibir al vuelo, poniendo en juego las propias energías y todo lo que se posee.

No es la primera vez que los discípulos enfrentan una exigencia radical, ese dejar todo para seguir a Jesús: los bienes más preciados, los afectos familiares, la seguridad económica, las garantías para el futuro.

No se trata de una propuesta inmotivada y absurda.

Por el “todo” que se pierde hay otro “todo” que se encuentra, inestimablemente más valioso. Cada vez que Jesús nos pide algo, promete también darnos mucho, mucho más, en una medida sobreabundante.

Así sucede con esta parábola, que asegura que tendremos en las manos un tesoro que nos enriquecerá para siempre.

Aunque pueda parecer un desatino dejar lo cierto por lo incierto, un bien seguro por otro solamente prometido, volvamos al comerciante del relato: sabe que esa perla es preciosa y espera confiado en que ganará invirtiendo en ella.

Del mismo modo, quien desea seguir a Jesús sabe, ve con los ojos de la fe, la inmensa ganancia que obtendrá al compartir con Él la herencia del Reino después de haberlo dejado todo, al menos espiritualmente.

Dios ofrece a todos los hombres una ocasión similar para que la sepamos aprovechar.

Se trata de una invitación a dejar de lado a todos los ídolos que en el corazón pueden ocupar el lugar de Dios: la carrera, el matrimonio, los estudios, una hermosa casa, la profesión, el deporte, la diversión.

Es una invitación a poner a Dios en el primer lugar, en la cima de todos nuestros pensamientos, nuestros afectos, porque todo en la vida tiene que elevarse a Él y desde Él, descender luego.

Si actuamos así, buscando el Reino según la promesa evangélica, el resto nos será dado como añadidura3. Al posponerlo todo por el Reino de Dios, recibiremos cien casas, hermanos, hermanas, padres y madres4, porque el Evangelio tiene una clara dimensión humana: Jesús es hombre-Dios y, junto con el alimento espiritual, nos asegura el pan, la vivienda, el vestido, la familia.

Quizás deberemos aprender de los “pequeños” a confiar más en la providencia del Padre, que no deja faltar nada a quien da, por amor, lo poco que tiene.

Sé que en el Congo, un grupo de chicos fabricaba tarjetitas artísticas con cáscara de banana, que luego vendían en Alemania. En un primer momento se quedaban con toda la ganancia (algunos mantenían con ello a la familia entera). Después decidieron poner en común el 50% de lo obtenido y así, 35 jóvenes desocupados recibieron ayuda.

Dios no se deja superar en generosidad: dos de estos chicos dieron un testimonio tal en el negocio donde estaban trabajando que varios comerciantes, cuando necesitaban personal, comenzaron a recurrir a ellos. Tiempo después, supe que once jóvenes obtuvieron trabajo fijo.

Chiara Lubich

Publicación mensual del Movimiento de los Focolares

1. Este texto fue publicado en julio de 1999.

2. Libro de la Sabiduría, 7,9.

3. Cf. Lc. 12, 31.

4. Cf. Mt. 19, 29.

lunes, 31 de mayo de 2010

Paradoja Cristiana.......Palabra de Vida Junio 2010

Palabra de Vida Junio 2010

Paradoja Cristiana

“El que encuentre su vida, la perderá; y el que

pierda su vida por mí, la encontrará”

(Mt 10.39)1

En esta palabra se ponen de relieve dos vidas diferentes: la terrenal, que se construye en este mundo; y la sobrenatural, dada por Dios a través de Jesús, vida que no termina con la muerte y que nadie nos puede quitar.

Frente a la existencia se pueden tomar dos actitudes. Una es apegarse a la vida terrenal, considerándola como el único bien; y entonces nos inclinaríamos a pensar en nosotros mismos, en nuestras cosas, en lo creado, nos encerraríamos en nuestro caparazón, afirmando solamente el propio yo, y encontraríamos como conclusión, al final, inevitablemente, sólo la muerte. Otra es creer que hemos recibido de Dios una existencia mucho más profunda y auténtica; y así tendríamos el valor de vivir de forma tal de merecer este don, hasta el punto de sacrificar nuestra vida terrenal por la otra.

Cuando Jesús dijo estas palabras, pensaba en el martirio. Nosotros, como todo cristiano, para seguir al Maestro y permanecer fieles al Evangelio, tenemos que estar dispuestos a perder nuestra vida, muriendo –si fuera necesario– también de forma violenta; y con la gracia de Dios nos sería dada la vida verdadera. Jesús fue el primero que “perdió su vida” y la recuperó glorificada. Él nos advirtió que no tenemos que temer a “los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”2. Hoy nos dice: “El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.”

Si lees atentamente el Evangelio, notarás que Jesús vuelve sobre esta idea nada menos que siete veces, lo cual demuestra su importancia y la consideración que le otorgaba.

Pero para Jesús la exhortación a perder la propia vida no es sólo una invitación al martirio. Se trata de una ley fundamental de la vida cristiana.

Tenemos que estar dispuestos a renunciar a ser nosotros mismos el ideal de la vida, renunciar a nuestra independencia egoísta. Si queremos ser verdaderos cristianos tiene que ser Cristo el centro de nuestra existencia. ¿Y qué quiere Èl de nosotros? El amor por los demás. Si asumimos esta propuesta, nos habremos perdido y habremos encontrado la vida.

Esta idea de no vivir para uno mismo no significa, como podría pensarse, una actitud de renuncia o de pasividad. El compromiso del cristiano es siempre grande y su sentido de responsabilidad, total.

Desde este momento podemos experimentar que la donación, el amor vivido, hace crecer en nosotros la vida. Cuando hayamos dedicado nuestra jornada al servicio de los demás, cuando hayamos sabido transformar el trabajo cotidiano, acaso monótono y duro, en un gesto de amor, probaremos la alegría de sentirnos más realizados.

Después de esta breve existencia, si seguimos los mandatos de Jesús, centrados todos en el amor, encontraremos la existencia eterna. Recordemos el juicio de Jesús en el último día. Él dirá a los que están a su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre... porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; estaba de paso, y me alojaron; desnudo y me vistieron...”3.

Para hacernos partícipes de esa existencia que no pasa, tendrá en cuenta únicamente si hemos amado al prójimo; y considerará si lo hemos tratado como si fuera Él.

¿Cómo vivir esta Palabra? ¿Cómo perder nuestra vida para encontrarla? Preparándonos para el grande y decisivo examen.

Miremos a nuestro alrededor y colmemos la jornada con actos de amor. Cristo se nos presenta en nuestros hijos, en la esposa, en el marido, en los compañeros de trabajo, de partido, de recreación... Hagamos el bien a todos. Y no olvidemos a aquellos de los que tomamos noticia por los diarios, a través de amigos o en la televisión... Hagamos algo por todos, de acuerdo con nuestras posibilidades. Y cuando nos parezcan agotadas, aún podremos rezar por ellos. Lo que cuenta es el amor.

Chiara Lubich

Publicación mensual del Movimiento de los Focolares

1. Este texto fue publicado en junio de 1999.

2. Evangelio de Mateo 20, 28.

3. Cf. Mateo, 25, 34 y siguientes.

Un hecho concreto vivido, una experiencia de si mismo.


Queridos amigos:
Ya estamos nuevamente!!!!… y una vez más el examen de consciencia, si el lema durante de esta semana ha sido la base mi actuar. Gracias por desafiar, para que la vida se vuelva un constante acto de amor extendido en el tiempo. Es en ese ayuda recíproco que podemos concretar a lo al cual San Pedro nos invitó en su primera carta: ser santos!

Parece que es tan lejos, si miramos a nuestra vida diaria… y sin embargo, ¿no les parece que en este esfuerzo, de no dejar letra muerta a nuestro compromiso con el lema, que el Evangelio brilla siempre más y con el también nuestra vida?

Resuena en el corazón aquella frase de Chiara a los jóvenes, reunidos en un Festival de jóvenes en Roma: “…no se conformen con las migajas….” Que esto mirar alto a veces cuesta, está más que comprobado, creo de cada uno! Sin embrago, sinceramente, no les parece que al final, jugándose, aun si estamos un tanto cansados por el remar en contra la corriente, en el corazón uno encuentra una alegría incomparable que le confirma, que vale la pena!

El lema de esta nueva semana, muy similar a lo de esta semana pasada, ya que me paerce que peude ayudarnos a centrarnos bien en lo esencial:

“Encontrar a Jesús en el prójimo y servirlo”

Y ya que tenemos un poco de experiencia, que les parece si nos lanzamos recíprocamente un desafío? Que les parece si para el domingo, cada uno se escribe un hecho concreto vivido, una experiencia de si mismo y lo lee como si fuera de otra persona! Lo se que cuesta escribir, pero ¿no les parece que vale la pena si con eso puedo ayudar a otro en su camino?

lunes, 24 de mayo de 2010

Te animás a seguir tu vida como una "Semana Mundo Unido"???


Queridos amigos: en esta semana...vivamos con el fruto que tanto nos hace falta: paz, luz, comunión profunda con Dios, heroísmo, aliento, coraje de “ser diferente” por el amor que vivimos......
Para vivir el LEMA: Reconocer y servir a Jesús en cada prójimo

vivimos la fiesta!!!!!!


En el día de ayer, que vivimos la fiesta de Pentecostés ¿Sentiste que el Espíritu se derramó en vos? ¿Como viviste ese momento? ¿Qué sentiste? Tu corazón, ¿Necesitaba de algunos de sus dones de manera especial: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad o temor de Dios? Compartamos juntos nuestras vivencias y sensaciones!

domingo, 16 de mayo de 2010

Vivamos esta 3ª semana con el lema: Hacerse uno con el otro, compartiendo sus dolores y alegrías!!!!

Para muchos el ritmo de la vida “normal” con sus compromisos, sus exámenes a preparar, con sus momentos desafiantes y los hermosos. Ciertamente el calor, el sol… que tanto recuerda a los momentos pasados en la frescura en la playa junto al mar o el río, no nos ayuda a “tener muchas ganas” de estudiar y trabajar a full! Cuánto cuesta, sentarse y volver a tomar los libros; cuánto cuesta el retomar la rutina y levantarse antes de mediodía, a ponerse a vencer la propia “apatía” que nos llevaría a continuar nuestro descanso.

Me parece que la Palabra de Vida puede darnos una herramienta para enfrentar esos momentos:

De hecho, Chiara en su comentario nos habló de la puerta estrecha que hay que pasar para tener la Vida, para no quedarse simplemente en un plano puramente humano, que se deja condicionar únicamente por visiones cortas que no trascienden, que no abren el corazón hacía Dios y hacía el otro!

Chiara nos habló de Jesús Abandonado, de Cristo en la cruz, que en aquel momento asumió plenamente cada una de nuestras vivencias; se solidarizaba con nosotros hasta al extremo y por eso ha dado un sentido a cada sufrimiento.

Cierto, el sufrimiento que surge de una catástrofe como la vivimos en Haití, o del estrello de un avión es una cosa. Pero, yo diría que existen también estos sufrimientos de cada día que parecen tan chiquitos, y sin embargo a menudo, nos bloquean: aquel cansancio que tanto nos agarra; aquella lucha para retomar los libros y la imposibilidad de lograrlo; aquella tentación de vagar en casa y dedicarse a mirar el televisor, en el momento de tener que jugarse por otra cosa; aquella lucha de no quedarnos en la pileta, en el río, justo cuando se necesita de nuestro ayuda. Son esos “pequeños” encuentros con la cruz – que quien sabe, más aún consisten en nuestra falla de vivir en serio lo que tenemos que vivir, que en el hecho mismo que se nos presenta – que nos permiten de fortalecer nuestros “músculos espirituales” y permanecer siempre más abiertos a lo que Dios quiere de nosotros… y por sobretodo, nos permiten de encontrar las huellas de Su Amor para con nosotros en cada una de nuestras vivencias.

¿Como hacer? ¿Como vivir estos momentos? ¿Como vivir cada uno de estos encuentros, sin escaparnos interiormente? Chiara a menudo lo explicó: Cuando llega el dolor, cualquier dolor, hay que abrazarlo, expresarle a Jesús, que se esconde detrás de el, nuestro amor, y… continuar amando. No quedarse en contemplar cuánto duele, cuán duro, cuán… continuar donándonos y jugándonos para quien tenemos a lado nuestro. Es el amor que transforma el dolor en luz.

Por lo tanto, aprovechamos de este mes, para fortalecer nuestra relación con Jesús Abandonado, que nos permite tener bien abierta la puerta de nuestro corazón hacía el Infinito, hacía Dios mismo.

Vivamos esta 3ª semana con el lema: Hacerse uno con el otro, compartiendo sus dolores y alegrías!!!!

viernes, 14 de mayo de 2010

COMO TERMINAS ESTA SEMANA CON EL DESAFIO DE AMAR???

Es un hermoso desafío, de amar en serio, de no permitirme de aflojar y dejarme caer en mediocridades. Que bueno, en serio, hacer este camino con ustedes, ya que se siente que se permite mantener alta la llama del amar siempre! GRACIAS en serio a cada uno, ya que con su sola presencia se siente que "desafía y alienta"!!!

Por lo pronto, el nuevo desafío ayuda a mantener cuota:



“Tomar la iniciativa en amar”

domingo, 9 de mayo de 2010

Iluminar la vida.... Palabra de Vida: Mayo 2010


Queridos amigos

La Palabra de Vida del mes de Mayo es “genial”. Si bien, todas son geniales, ya que cada una contiene en si la capacidad de invitarnos a otra lógica, a la lógica de Jesús, hecha palpable en el Evangelio, la Palabra que Chiara nos invita a vivir durante este mes, nos desafío tremendamente.
Somos hijos de ...nuestro tiempo, y a menudo nos sentimos muy cercanos a la experiencia de Santo Tomás, el apóstol que tenía que ver, tocar para creer que Cristo había resucitado. Sin embargo, en la Palabra de Vida del mes de Mayo Jesús nos invita a amarlo prometiéndonos que seremos amados y Él mismo se nos manifestará. Por lo tanto, Jesús nos invita a un acto
de confianza: amarlo, sin poner condiciones: amarlo porque es Él. Creer en su Palabra, lanzarnos y como gesto gratuito en respuesta a nuestro amor, seremos amado por el Padre y Jesús mismo se nos manifestará.

Que desafío para nuestro pensar a veces tan racional: Jesús nos invita a “tirarnos al agua”, creyendo en Su Palabra. En esta invitación Él nos expresa su confianza en nuestra capacidad
de elegir, de donación. Jesús nos toma en serio, respetando nuestra libertad. En efecto, cuán fácil sería amarlo, si pasara a lado nuestro con toda su Gloria.
Sin embargo, si somos sinceros: ¿de verdad sería una elección propia nuestra? ¿No sería más bien “tonto” no seguirlo, si se presentara de esta forma?

Pero Él respeta nuestra capacidad de elegir y nos invita a un amor gratuito, a una entrega sin medias tintas, para con Él, presente en cada uno de nuestros semejantes. Y en respuesta
a nuestra elección, y solo en respuesta, para que no seamos condicionados, Él se revelará en un encuentro personal pleno, profundo en el cual Jesús mismo se nos manifestará con los frutos típicos de su presencia así como Chiara los presenta en su comentario.

Pero recordémonos: amor no es sentimentalismo, un amor platónico, formal, si no es más bien entrega, servicio, acogida: un amor que se encarna en nuestra vida diaria.
El fruto será aquel, que tanto nos hace falta: paz, luz, comunión profunda con Dios, heroísmo, aliento, coraje de “ser diferente” por el amor que vivimos.

Por lo pronto, en uno surgen aquellos elementos que Chiara una y otra vez nos indicó como herramientas para amar en serio a quien tenemos a lado nuestro: el arte de amar. Tomémoslo como camino para que nuestro amor se haga visible, profundo, y por consecuencia camino por alcanzar aquella unión constante con Dios que nos ayudará a tener una base fuerte para estar en el mundo, pero no ser del mundo… y Jesús se nos manifestará una y otra vez.

Para concretarlo en nuestra vida diaria, propongo los lemas siguientes:

1ª semana:Amar a todos, sin distinción!...

2ª semana:Tomar la iniciativa en amar!...

3ª semana:Hacerse uno con el otro, compartiendo sus dolores y alegrías!...

4ª semana:Reconocer y servir a Jesús en cada prójimo!

Quedémonos juntos en camino, unidos por el esfuerzo de hacer concreto y visible nuestro amor para con Dios

Palabra de Vida: Mayo 2010
Iluminar la vida....“El que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”(Jn. 14,21)1

En el último discurso de Jesús, el tema central es el amor: el amor del Padre por el Hijo, el amor por Jesús, que es observancia de sus mandamientos.
Aquellos que escuchaban a Jesús no tenían ... que esforzarse para reconocer en sus palabras un
eco del Libro de la Sabiduría: “amarla, es cumplir sus leyes”2 y “se deja contemplar fácilmente por los que la aman”3. Y sobre todo ese manifestarse a quien lo ama encuentra su paralelo en el Antiguo Testamento, en el libro de la Sabiduría, (Capítulo 1, versículo 2), donde se dice que el Señor se manifestará a quienes creen en él.

Entonces el sentido de esta Palabra que proponemos es: el que ama al Hijo es amado por el Padre, y es amado por el Hijo, que se le manifiesta.

Tal manifestación de Jesús requiere amar. No se concibe un cristiano que no tenga este dinamismo, esta carga de amor en el corazón. Un reloj no funciona, no da la hora –y se puede decir que ni siquiera es un reloj– si no tiene pila. Así, un cristiano que no está siempre en la tensión de amar, no merece el nombre de cristiano.

Y esto porque todos los mandamientos de Jesús se resumen en uno solo: en el del amor por Dios
y el prójimo, en el cual se puede ver y amar a Jesús. El amor no es mero sentimentalismo sino que se traduce en vida concreta, en el servicio a los hermanos, especialmente a aquellos que están cerca de nosotros, comenzando por las pequeñas cosas, desde los servicios más humildes.

Dice Charles de Foucauld: “Cuando se ama a alguien, se está muy proyectado en él, se está en él a través del amor, se vive en él a través del amor, no se vive más en sí mismo, se está “desprendido” de sí mismo, “fuera” de sí mismo”4.

Y es por este amor que se abre camino en nosotros su luz, la luz de Jesús, según su promesa: “A quien me ama... me manifestaré”5. El amor es fuente de luz: amando se comprende más a Dios que es amor.

Esto hace que se ame todavía más y se profundice la relación con los prójimos. Esta luz, este conocimiento amoroso de Dios es por lo tanto la confirmación, la prueba del verdadero amor. Y se la puede experimentar de varios modos, porque en cada uno de nosotros la luz asume un color, una tonalidad propia. Pero también tiene características comunes: nos ilumina sobre la voluntad de Dios, nos da paz, serenidad, y una comprensión siempre nueva de la Palabra de Dios. Es una luz cálida que nos estimula a caminar en el camino de la vida de un modo cada vez más seguro y desenvuelto. Cuando las sombras de la existencia hacen que nuestro camino sea incierto, cuando nos quedamos incluso bloqueados por la oscuridad, esta Palabra del Evangelio nos recordará que la luz se enciende con el amor y que bastará un gesto concreto de amor, aunque sea pequeño (una oración, una sonrisa, una palabra), para darnos ese tenue resplandor que nos permite ir adelante.

Antes, el farol de las bicicletas se iluminaba gracias a la corriente de la dínamo activada por el movimiento de la rueda delantera. Al ir en bicicleta de noche, si uno se detenía, caía en la oscuridad. Sólo recomenzando a pedalear era posible iluminar el camino.

Así es en la vida: basta que volvamos a poner en movimiento el amor, el verdadero, ese que da sin esperar nada, para volver a encender en nosotros la fe y la esperanza.

Chiara Lubich

Publicación mensual del Movimiento de los Focolares

1. Este texto fue publicado en mayo de 1999.

2. Sabiduría 6, 18.

3. Cf. Sabiduría 6,12.

4. Charles de Foucauld, Scritti Spirituali, VII, Città Nuova, Roma 1975, p. 110. (La traducción es nuestra. La edición disponible en castellano de “Escritos Espirituales” – Ed. Gaudium, 1940 – no incluye este pasaje).

5. Cf. Evangelio de Juan, 14, 21.