domingo, 9 de mayo de 2010

Iluminar la vida.... Palabra de Vida: Mayo 2010


Queridos amigos

La Palabra de Vida del mes de Mayo es “genial”. Si bien, todas son geniales, ya que cada una contiene en si la capacidad de invitarnos a otra lógica, a la lógica de Jesús, hecha palpable en el Evangelio, la Palabra que Chiara nos invita a vivir durante este mes, nos desafío tremendamente.
Somos hijos de ...nuestro tiempo, y a menudo nos sentimos muy cercanos a la experiencia de Santo Tomás, el apóstol que tenía que ver, tocar para creer que Cristo había resucitado. Sin embargo, en la Palabra de Vida del mes de Mayo Jesús nos invita a amarlo prometiéndonos que seremos amados y Él mismo se nos manifestará. Por lo tanto, Jesús nos invita a un acto
de confianza: amarlo, sin poner condiciones: amarlo porque es Él. Creer en su Palabra, lanzarnos y como gesto gratuito en respuesta a nuestro amor, seremos amado por el Padre y Jesús mismo se nos manifestará.

Que desafío para nuestro pensar a veces tan racional: Jesús nos invita a “tirarnos al agua”, creyendo en Su Palabra. En esta invitación Él nos expresa su confianza en nuestra capacidad
de elegir, de donación. Jesús nos toma en serio, respetando nuestra libertad. En efecto, cuán fácil sería amarlo, si pasara a lado nuestro con toda su Gloria.
Sin embargo, si somos sinceros: ¿de verdad sería una elección propia nuestra? ¿No sería más bien “tonto” no seguirlo, si se presentara de esta forma?

Pero Él respeta nuestra capacidad de elegir y nos invita a un amor gratuito, a una entrega sin medias tintas, para con Él, presente en cada uno de nuestros semejantes. Y en respuesta
a nuestra elección, y solo en respuesta, para que no seamos condicionados, Él se revelará en un encuentro personal pleno, profundo en el cual Jesús mismo se nos manifestará con los frutos típicos de su presencia así como Chiara los presenta en su comentario.

Pero recordémonos: amor no es sentimentalismo, un amor platónico, formal, si no es más bien entrega, servicio, acogida: un amor que se encarna en nuestra vida diaria.
El fruto será aquel, que tanto nos hace falta: paz, luz, comunión profunda con Dios, heroísmo, aliento, coraje de “ser diferente” por el amor que vivimos.

Por lo pronto, en uno surgen aquellos elementos que Chiara una y otra vez nos indicó como herramientas para amar en serio a quien tenemos a lado nuestro: el arte de amar. Tomémoslo como camino para que nuestro amor se haga visible, profundo, y por consecuencia camino por alcanzar aquella unión constante con Dios que nos ayudará a tener una base fuerte para estar en el mundo, pero no ser del mundo… y Jesús se nos manifestará una y otra vez.

Para concretarlo en nuestra vida diaria, propongo los lemas siguientes:

1ª semana:Amar a todos, sin distinción!...

2ª semana:Tomar la iniciativa en amar!...

3ª semana:Hacerse uno con el otro, compartiendo sus dolores y alegrías!...

4ª semana:Reconocer y servir a Jesús en cada prójimo!

Quedémonos juntos en camino, unidos por el esfuerzo de hacer concreto y visible nuestro amor para con Dios

Palabra de Vida: Mayo 2010
Iluminar la vida....“El que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”(Jn. 14,21)1

En el último discurso de Jesús, el tema central es el amor: el amor del Padre por el Hijo, el amor por Jesús, que es observancia de sus mandamientos.
Aquellos que escuchaban a Jesús no tenían ... que esforzarse para reconocer en sus palabras un
eco del Libro de la Sabiduría: “amarla, es cumplir sus leyes”2 y “se deja contemplar fácilmente por los que la aman”3. Y sobre todo ese manifestarse a quien lo ama encuentra su paralelo en el Antiguo Testamento, en el libro de la Sabiduría, (Capítulo 1, versículo 2), donde se dice que el Señor se manifestará a quienes creen en él.

Entonces el sentido de esta Palabra que proponemos es: el que ama al Hijo es amado por el Padre, y es amado por el Hijo, que se le manifiesta.

Tal manifestación de Jesús requiere amar. No se concibe un cristiano que no tenga este dinamismo, esta carga de amor en el corazón. Un reloj no funciona, no da la hora –y se puede decir que ni siquiera es un reloj– si no tiene pila. Así, un cristiano que no está siempre en la tensión de amar, no merece el nombre de cristiano.

Y esto porque todos los mandamientos de Jesús se resumen en uno solo: en el del amor por Dios
y el prójimo, en el cual se puede ver y amar a Jesús. El amor no es mero sentimentalismo sino que se traduce en vida concreta, en el servicio a los hermanos, especialmente a aquellos que están cerca de nosotros, comenzando por las pequeñas cosas, desde los servicios más humildes.

Dice Charles de Foucauld: “Cuando se ama a alguien, se está muy proyectado en él, se está en él a través del amor, se vive en él a través del amor, no se vive más en sí mismo, se está “desprendido” de sí mismo, “fuera” de sí mismo”4.

Y es por este amor que se abre camino en nosotros su luz, la luz de Jesús, según su promesa: “A quien me ama... me manifestaré”5. El amor es fuente de luz: amando se comprende más a Dios que es amor.

Esto hace que se ame todavía más y se profundice la relación con los prójimos. Esta luz, este conocimiento amoroso de Dios es por lo tanto la confirmación, la prueba del verdadero amor. Y se la puede experimentar de varios modos, porque en cada uno de nosotros la luz asume un color, una tonalidad propia. Pero también tiene características comunes: nos ilumina sobre la voluntad de Dios, nos da paz, serenidad, y una comprensión siempre nueva de la Palabra de Dios. Es una luz cálida que nos estimula a caminar en el camino de la vida de un modo cada vez más seguro y desenvuelto. Cuando las sombras de la existencia hacen que nuestro camino sea incierto, cuando nos quedamos incluso bloqueados por la oscuridad, esta Palabra del Evangelio nos recordará que la luz se enciende con el amor y que bastará un gesto concreto de amor, aunque sea pequeño (una oración, una sonrisa, una palabra), para darnos ese tenue resplandor que nos permite ir adelante.

Antes, el farol de las bicicletas se iluminaba gracias a la corriente de la dínamo activada por el movimiento de la rueda delantera. Al ir en bicicleta de noche, si uno se detenía, caía en la oscuridad. Sólo recomenzando a pedalear era posible iluminar el camino.

Así es en la vida: basta que volvamos a poner en movimiento el amor, el verdadero, ese que da sin esperar nada, para volver a encender en nosotros la fe y la esperanza.

Chiara Lubich

Publicación mensual del Movimiento de los Focolares

1. Este texto fue publicado en mayo de 1999.

2. Sabiduría 6, 18.

3. Cf. Sabiduría 6,12.

4. Charles de Foucauld, Scritti Spirituali, VII, Città Nuova, Roma 1975, p. 110. (La traducción es nuestra. La edición disponible en castellano de “Escritos Espirituales” – Ed. Gaudium, 1940 – no incluye este pasaje).

5. Cf. Evangelio de Juan, 14, 21.

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