Para muchos el ritmo de la vida “normal” con sus compromisos, sus exámenes a preparar, con sus momentos desafiantes y los hermosos. Ciertamente el calor, el sol… que tanto recuerda a los momentos pasados en la frescura en la playa junto al mar o el río, no nos ayuda a “tener muchas ganas” de estudiar y trabajar a full! Cuánto cuesta, sentarse y volver a tomar los libros; cuánto cuesta el retomar la rutina y levantarse antes de mediodía, a ponerse a vencer la propia “apatía” que nos llevaría a continuar nuestro descanso.
Me parece que la Palabra de Vida puede darnos una herramienta para enfrentar esos momentos:
De hecho, Chiara en su comentario nos habló de la puerta estrecha que hay que pasar para tener la Vida, para no quedarse simplemente en un plano puramente humano, que se deja condicionar únicamente por visiones cortas que no trascienden, que no abren el corazón hacía Dios y hacía el otro!
Chiara nos habló de Jesús Abandonado, de Cristo en la cruz, que en aquel momento asumió plenamente cada una de nuestras vivencias; se solidarizaba con nosotros hasta al extremo y por eso ha dado un sentido a cada sufrimiento.
Cierto, el sufrimiento que surge de una catástrofe como la vivimos en Haití, o del estrello de un avión es una cosa. Pero, yo diría que existen también estos sufrimientos de cada día que parecen tan chiquitos, y sin embargo a menudo, nos bloquean: aquel cansancio que tanto nos agarra; aquella lucha para retomar los libros y la imposibilidad de lograrlo; aquella tentación de vagar en casa y dedicarse a mirar el televisor, en el momento de tener que jugarse por otra cosa; aquella lucha de no quedarnos en la pileta, en el río, justo cuando se necesita de nuestro ayuda. Son esos “pequeños” encuentros con la cruz – que quien sabe, más aún consisten en nuestra falla de vivir en serio lo que tenemos que vivir, que en el hecho mismo que se nos presenta – que nos permiten de fortalecer nuestros “músculos espirituales” y permanecer siempre más abiertos a lo que Dios quiere de nosotros… y por sobretodo, nos permiten de encontrar las huellas de Su Amor para con nosotros en cada una de nuestras vivencias.
¿Como hacer? ¿Como vivir estos momentos? ¿Como vivir cada uno de estos encuentros, sin escaparnos interiormente? Chiara a menudo lo explicó: Cuando llega el dolor, cualquier dolor, hay que abrazarlo, expresarle a Jesús, que se esconde detrás de el, nuestro amor, y… continuar amando. No quedarse en contemplar cuánto duele, cuán duro, cuán… continuar donándonos y jugándonos para quien tenemos a lado nuestro. Es el amor que transforma el dolor en luz.
Por lo tanto, aprovechamos de este mes, para fortalecer nuestra relación con Jesús Abandonado, que nos permite tener bien abierta la puerta de nuestro corazón hacía el Infinito, hacía Dios mismo.
Vivamos esta 3ª semana con el lema: Hacerse uno con el otro, compartiendo sus dolores y alegrías!!!!
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